El arte de armonizar y combinar platos con vinos, logrando una sinergia de aromas, sabores, incluso, de colores, es una de las formas gastronómicas más expresivas para el disfrute y deleite de los sentidos.
Cuando se trata de armonizar un vino a una comida, existe una lógica que puede seguir: Debe existir un maridaje entre cada vino y el plato al que acompañar la comida, ya que ambos están ensalzados por la perfecta armonía que plato y vino consiguen.
Podemos experimentar con diferentes tipos de armonización, acorde a la experiencia que queremos realizar, ya sea de contraste, experimental o tradicional, para ello debemos tomar en cuenta varios puntos desde; Dulzor, amargor, acidez, dulzor y claro umami tomando en cuenta que incluso existen diferentes tipos de papilas gustativas. Ahora bien, estos puntos a considerar se deben tomar mucho en cuanta para que vino y comida va a crear esta experiencia enogastronómica.
En la armonización del vino es relevante tomar en cuenta la parte cultural, histórica de ambas partes para envolver la experiencia en algo realmente especial y mientras más conocimiento tengamos referentes, más podremos experimentar con nuestras experiencias enogastronómicas, desde platillos complejos y sofisticados de diversas partes del mundo, hasta cosas simples y no por ello menos interesantes.